El Nahual

Se dice que, en un pequeño pueblo de Villa del Carbón, habitaba un anciano conocido por su sabiduría y su extraña conexión con la naturaleza. Nadie sabía a ciencia cierta de dónde venía, pero su presencia era respetada y temida al mismo tiempo. Los aldeanos susurraban que tenía la capacidad de convertirse en un jaguar, un ave o incluso en la niebla que cubría las montañas al amanecer.

Una noche, un grupo de jóvenes, escépticos de las leyendas, decidió desafiar al anciano. Se acercaron a su hogar y lo retaron a demostrar su poder. El anciano, con una mirada profunda, sonrió y aceptó el desafío. En un instante, se transformó en un majestuoso jaguar y desapareció en la oscuridad del bosque.

Los jóvenes, aterrados, intentaron seguirlo, pero el jaguar parecía fluir entre los árboles, siempre un paso por delante de ellos. Mientras corrían, comenzaron a escuchar susurros en el viento, voces que parecían advertirles sobre el peligro de jugar con lo desconocido. Uno de ellos, temeroso, tropezó y cayó, sintiendo una extraña conexión con el suelo y el entorno. En ese momento, comprendió que el anciano no era solo un hombre; era un protector de la naturaleza, un guardián de secretos antiguos.

Al amanecer, el jaguar volvió a transformarse en el anciano, quien, con una risa suave, les explicó que el poder del nahual no debía ser tomado a la ligera. Les habló sobre el equilibrio entre el hombre y la naturaleza, y sobre cómo los nahuales eran responsables de mantener ese equilibrio. Desde aquel día, los jóvenes aprendieron a respetar y valorar la sabiduría del anciano y la magia que lo rodeaba.